domingo, 27 de septiembre de 2009

Una reflexión para los futuros profesionales en Economía Social (UNEFA-ZARAZA)

Sé tú como la flor de loto, nace en una ciénaga o en un pantano, es decir, en aguas estancadas donde el clima cálido va transformando dichas aguas en billones de microbios de distintas transformaciones y colores. Sin embargo, en esas aguas insalubres y putrefactas, surge altiva, blanca y pura la bella flor de loto, mirando hacia arriba, hacia la morada celestial de Dios.
¿Quién la sembró? ¿Quién la cultivó? ¿Dónde nació?... En el pantano de aguas estancadas y, sin embargo, brillan sus pétalos en signo de gratitud y de amor al Eterno Maestro de tan magna obra, con el esfuerzo titánico de sobresalir de las aguas corrompidas que la rodean. Es mirada por su blancura intachable; ella no se contamina con esa suciedad. Su alma en flor busca lo alto para brindar al Creador su pureza, su blancura y, para decirle al Eterno Jardinero: Dios, que sus vibraciones puras alimentan también a las hojas: verdes, impuras y marchitas que la rodean y a sus aguas estancadas que han sido su cuna. Ella comprende que la obra maestra es perfecta, pero en la reproducción está la equivalencia de lo positivo y lo negativo.
Sé tú como dicha flor, aunque el ambiente que te rodea sea como el agua estancada. Que tu blanca y pura alma, jamás pueda contaminarse ni tus buenos sentimientos; aunque en algunas circunstancias puedas encontrarte círculos viciosos, haz un pequeño esfuerzo por tu titánica voluntad de no contaminarte.
Sé tú como la flor de loto: sobresal del lodazal que te rodea y sentirás inmensa satisfacción al no sentir salpicados tus sentimientos puros y la victoria es y será siempre tuya. Que nunca sean marchitas tus esperanzas ni anuladas la fe y la caridad divina y humana que de tu interior emanan.
Sé tú como la flor de loto, que nacida y criada en aguas estancadas, llenas de insectos impuros, jamás se inclina hacia abajo para absorberlos o contaminarse de ellos; por el contrario, sobresale de todo y conserva su alma pura, mirando hacia lo alto en agradecimiento al Divino Creador.
Sé tú como ella que vive por intermedio de sus raíces, absorbe del tallo, da color a sus hojas y, belleza y blancura a sus pétalos. Sé Tú como ella: vive en la tierra, mundo de aprendizaje y de experiencias, pero que tu alma vibre para dar sentimiento e impulso a tu corazón. Que la fe, la nobleza y el amor no se aparten jamás de tu alma y así, solamente así, saldrá vencedor tu espíritu y podrás dirigir -como el loto- tu mirada hacia arriba, con la pureza y blancura de tu alma. No hagas nunca nada que pueda perturbar tu espíritu y serás siempre feliz. (Premisa 2.639 -G.P.-, Hablemos con propiedad).